domingo, 28 de junio de 2015

La manita


Todo es química. Una niña que descubre sus dedos, que los mueve y da vueltas a su manita –su manito, como decía Eduardo Galeano en su relato- es química. Y esa niña empieza a controlar su movimiento a través de impulsos eléctricos que activan las sinapsis de sus neuronas a base de química. Todo es química. Hasta que un día, sin esperarlo, esa niña decide usar su manita para acariciar tu mejilla. Y entonces dudas de si todo es química, si los milagros son también producto de la química, o si es la química producto de algún milagro.





Y como he citado antes a Eduardo Galeano, os dejo aquí un enlace por si os apetece escuchar sus cuentos, cercanos todos, aunque en este caso tienen la particularidad de que cita a los camarones, a Alberti y a la bahía de Cádiz.


Pincha en la imagen para escuchar a Eduaro Galeano

sábado, 27 de junio de 2015

Alex O´dogherty y Los años de la ballena

Ayer estuve en La Casería, una zona muy especial y entrañable de San Fernando,


(Pincha en las imágenes para ir al blog Ora Maritima, La barca del Lele.)



y tuve una amigable charlita con alguien a quien admiro. Llevaba mi cámara al hombro pero no le pedí hacernos una foto, me conformo con sus generosas palabras en un comentario en el Facebook de Patrimonio La Isla con respecto a Los años de la ballena


"Gran libro. Lo he leído hace poco y me encantó."




Gracias Alex O´dogherty. Saber que has acompañado a Rubén por estas calles, tus calles, no tiene precio.



jueves, 25 de junio de 2015

Los años de la ballena en Camposoto

 

              En junio del treinta y seis se casaron. La fecha no se me va porque el mes anterior fue lo de la ballena y al mes siguiente comenzó la guerra. Mala fecha para empezar un matrimonio. Mi madre la pobre lo barruntó todo. Ella decía que cuando una ballena aparece en la playa es porque viene a traer desgracias. Recuerdo una discusión en el patio a cuenta de la dichosa ballena. Unas decían que los años de la ballena eran cada siete años, otras que cada cinco. Había quien decía que sólo influía en los embarazos y que nacían los niños muertos. Mi madre no tenía dudas: “Los años de la ballena traen desgracias para todos”. Eso decía. Ah, no te lo he dicho, resulta que en la playa de Camposoto apareció una ballena muerta un mes antes de que se casara mi Fuen.

 


Marta en Los años de la ballena



 Pincha en la imagen para ir a Ora Maritima, Camposoto.



Hace unos cinco años colgué una entrada en mi blog playero Ora Maritima Costa de Cádiz. Lo dediqué a la playa de Camposoto, el naufragio que allí sucedió tras la derrota de Trafalgar y una visita  guiada al CAS (Centro de Arqueología Subacuática de Cádiz). Ya comienza la temporada de playeo y esa playa está presente en muchos de nuestros planes. Me pareció un momento adecuado para transcribir las palabras de Marta en las que nombra esa playa y recordar de paso esa entrada de Ora Maritima que me quedó tan mona. A disfrutarlo. 


Pincha en la imagen para ir a Ora Maritima, Camposoto.



lunes, 22 de junio de 2015

¿Por qué el título de "Los años de la ballena"?

En algunas de las presentaciones de la novela he respondido a una lógica pregunta: ¿Por qué ese título? ¿Por qué Los años de la ballena? Por si no habéis estado en alguna de esas presentaciones, os dejo aquí la respuesta.


Hay dos motivos, y entre los dos se aliaron para obligarme a elegir a la ballena como símbolo de esta historia.


El primero de ellos, mi afecto a Nieves Vázquez Recio. Recuerdo algunas imágenes de su relato titulado El día de la ballena, una historia profunda de la España de la posguerra, con sus cotidianeidades y sus oscuros silencios. Además de eso, fue mi profesora en un curso de creación de relatos en la Universidad de Cádiz. Recuerdo sus clases envueltas en una especie de neblina literaria cargada de afecto, emoción y deseos de crear.



En segundo lugar, mis experiencias en un taller de lectura en el que intervine como voluntario en Cruz Roja de Chiclana. En aquel taller, que se desarrolló durante varios años, leía textos cortos a personas mayores, ancianas con mucha vida y poca compañía, y después creaba un debate en torno a los hechos que narraba ese relato, cuento, poema, etc. En cierto momento les leí un pasaje del libro El pan y los peces de Miguel Ángel García Argüez. En aquellos párrafos se narraba la llegada de una ballena a la playa del poblado de Sancti Petri, entonces almadraba, en los años sesenta del siglo pasado. Les enseñé la fotografía que ilustraba esa historia en el libro y la primera en intervenir, Anita, lo hizo con un gesto de tristeza, estaba claro que aquella historia le traía malos recuerdos.




-        Esa ballena se llevó a mi hermana- nos dijo.


No conseguí interpretar aquellas palabras. Iba a preguntarle el sentido de lo que decía cuando siguió hablando.


-        Mi hermana murió ese mismo año, por culpa de esa ballena.


Otra de las ancianas intervino asintiendo. –Es verdad, los años en los que llegan ballenas a la playa son años de mala suerte y mueren las mujeres de parto o  nacen los niños muertos.


-        Por eso mismo,  mi hermana murió de parto.



Después de eso se creó un debate entre varias de aquellas mujeres en el que se discutía la periodicidad de los años de ballenas, sus consecuencias, si afectaban a los niños o a sus madres, etc. En seguida tuve claro que se referían a una leyenda ya desaparecida pero muy arraigada en sus memorias.


La novela ya estaba escrita con el título El misterio del pozo masconato, pero no pude resistirme a situar una ballena varada en la playa de San Fernando, Camposoto, en los momentos en los que se inician los duros acontecimientos de la Guerra Civil.




Ayer disfruté de un día de convivencia con los miembros del grupo Patrimonio La Isla en la isla de Sancti Petri. Sí, en ese sitio tan emblemático y mágico donde sucedieron los hechos que os narraba antes.






  Una ballena, un pueblo y una red de hilos del destino que nos atrapa a todos. Ayer fue un día hermoso de convivencia, risas, comida, debate sobre los orígenes del templo de Hércules, explicaciones sobre su trayectoria histórica, paseos, etc. 







Fue un lujo estar rodeados de eruditos amantes de la cultura, de nuestra historia y patrimonio. Pocas veces se puede disfrutar tanto del placer del conocimiento y la buena compañía. Si además de todo esto, se suma mi emoción al revivir in situ el origen del título de esta novela que tantas satisfacciones me está dando, entenderéis mi satisfacción de hoy.










Está claro que estamos rompiendo un mito, esta ballena no nos trae nada más que satisfacciones. Mi más sincero agradecimiento a Alejandro Díaz por su organización,  A Fran Toledo por su riquísima paella y su enorme servicio de guía, a Rocío Palacio, José María Aceytuno, Fran Navarro, Elena Martínez y Eduardo Vijande y a tantos otros/as compañeros/as de Patrimonio La Isla por sus explicaciones eruditas, y a todos/as por esta experiencia tan emotiva. Patrimonio La Isla es mucho patrimonio.



viernes, 19 de junio de 2015

Los años de la ballena en la Feria del Libro de San Fernando

Esta tarde a las 20.00 h cita con mis paisanos en la feria del libro de San Fernando. Acompañaré a Eduardo Formanti, M. Carmen Orcero y Daniel Heredia en una mesa redonda sobre narrativa con posterior firma de libros. Allí nos vemos.


Antonio Díaz



miércoles, 17 de junio de 2015

Retratos de una Isla, de Manuel Cubero

Es un verdadero orgullo tener compañeros de tertulia como Manuel Cubero, no sólo por los muchos premios que ha recibido en esto de ordenar letras y emociones, sino por su generosidad y valentía a la hora de enfrentarse al difícil trance de la publicación de un libro. En este caso ha elegido a la editorial Literanda, la primera que me dio la oportunidad de publicar Los años de la ballena a través de Olmo CeperoManuel ha elegido esa editorial y ella a Manuel por varios motivos que tienen que ver con el buen hacer de ambos, pero también porque coinciden en la oportunidad de ser generosos con los/as lectores/as. No todo el mundo ofrece su obra totalmente gratis. Enhorabuena y felicidades Manolo, Olmo y Literanda.


Antonio Díaz



Accede a la publicación pinchando en la imagen

Ya está en Literanda "Retratos de una isla", de Manuel Cubero. ¡Te gustará leerlo!
Comienzos del S. XIX. Francia e Inglaterra se turnan en sus papeles de amigos o enemigos según sus propias conveniencias. España vive momentos difíciles de su historia mientras Cádiz y sus costas son testigos directos de ello. Dolor, heroísmo y locura reinan en nuestras tierras. Benito Fopiani, natural de la Isla de León, vestido de la humildad que da la grandeza de espíritu y un heroísmo sin petulancias, nos acompaña por aquellos paisajes, desde Gibraltar hasta la bahía gaditana pasando por las batallas de Trafalgar, La Barrosa y el cerco de Cádiz y la Isla de León en unos momentos en que, como dijo alguien España fue una isla.
Literanda

lunes, 15 de junio de 2015

Los años de la ballena y dos Leopoldos en el campo de Gibraltar

"Entonces fue cuando empezaron a fortificar el Campo de Gibraltar y para efectuar los trabajos trajeron varios batallones de prisioneros. Para escoltarlos, sacaron a unos pocos, yo fui uno y me mandaron al batallón Nº 35 y ahí corrimos todo el Campo de Gibraltar. Ya entonces empezaron a escasear toda clase de comestibles, así que estábamos a base de tagarninas y toda clase de forraje que había en el campo que cogíamos para comer. Los prisioneros no podían con su cuerpo y les daban un pico y una pala y a trabajar." 


Estas palabras aparecen en Los años de la ballena en boca de Jacobo. Con ellas explica sus múltiples peripecias en la Guerra Civil, entre otras, su destino como  soldado vigilando a un batallón de prisioneros que construían las defensas, bunkers, caminos, muros, etc. contra la posible invasión aliada en la supuesta toma de Gibraltar por parte de los aliados.  Aquel destino le supuso la cárcel a Jacobo: no pudo soportar tanta maldad hacia los prisioneros republicanos y se le cruzaron los cables ante un sargento sanguinario.

Hace unos días tuve la suerte de disfrutar del acto de clausura del Club de Letras de la UCA en el que se homenajeó al poeta Leopoldo de Luís. Su amigo José Regueira se encargó de darnos a conocer su figura y algunos detalles interesantes de su vida. Entre las muchas anécdotas que nos contó, habló de la llegada de Leopoldo de Luís a la estación de Jimena. Llegó atado con alambre a otro prisionero junto con cientos de presos republicanos hacinados en vagones de ganado. Sentado en la estación y atado a su compañero, Leopoldo decidió llamar la atención de dos niñas que paseaban por aquel lugar por ver si les conseguían un poco de agua. Las niñas pidieron permiso a sus vigilantes, estos aceptaron y las dos chicas calmaron su sed. Años más tarde, aquellas dos adolescentes se convertirían en las esposas de los dos presos.

Lo curioso de este caso es que Jacobo, el personaje de la novela Los años de la ballena, está basado en un personaje real. Fue un soldado forzoso que sufrió los sucesos de Casas Viejas, que se vio forzado a huir de su pueblo por culpa de las persecuciones fascistas y que terminó recorriendo toda España en la Guerra Civil, unas veces como soldado y otras como preso. Aún guardo el carné de la CNT de Jacobo, en donde, curiosamente, no pone Jacobo, nombre ficticio de cara a la novela, sino su nombre real: Leopoldo. Sí, así es, dos Leopoldos distintos en situaciones antagónicas y localizados en el mismo tiempo y lugar. ¿Llegarían a cruzarse en alguna ocasión? Quien sabe, imaginación que no falte.




Pincha en la imagen para acceder a varios artículos sobre el escritor


Os recomiendo este artículo de El País sobre su relación con Umbral: 




Pincha en la imagen para ir a El País

Y para terminar, os dejo aquí una semblanza de Leopoldo de Luís escrita por su hermanastro Francisco Umbral:

“Leopoldo de Luis era de ojos pequeños y maliciosos, nariz grande, boca inexistente, rostro un poco rojizo, fácilmente alegrado, subido de color de la risa, y venía de sus oficinas de seguros lleno de versos, de cultura, de conversación, de chistes malos y poemas buenos. Escribía una poesía en la música de Miguel Hernández, hecha de humanidad y socialismo, con gran sentido de verso, gran ductilidad lírica y una melodía grata y honda, monótona y cierta, que daba gran calidad a todo o suyo”.


Antonio Díaz González
Los años de la ballena

sábado, 13 de junio de 2015

Una ballena en el guadalquivir

"Antes me has dicho que soy muy buen guía y tienes razón. ¿Y tú sabes por qué lo soy? Pues porque yo no tengo dos ojos, tengo muchos. Si hay una cosa que me duele especialmente es el hecho de no enterarme de los atractivos de mi tierra, y la mejor forma de conocerlos bien es a través de los turistas, así que mientras ellos miran, observan, se emocionan, se disgustan, disfrutan… me apodero de sus ojos y miro a través de ellos. Es muy fácil, observas detenidamente sus reacciones y ellos te transmiten sus vivencias, así, sin darse ni cuenta. Como cuando tú mirabas a través de tu cámara y yo te observaba..."
Curtis, en Los años de la ballena





Siempre es una delicia pasear por Sevilla, aunque quizás lo sea más desde que navega esta ballena literaria. Deambular por calles, plazas recónditas y barrios antiguos de cualquiera de nuestras ciudades resulta una forma de cacería, una especie de búsqueda de sensaciones tranquilas y afables, aunque a veces hay que hacer una criba entre tanta información, la mayoría destinada al turista ocasional para captar su atención, su tiempo y en definitiva, sus hurdores.


http://obrasocial.lacaixa.es/ambitos/exposiciones/genesis3_es.html



Estas fueron dos de las primeras imágenes que vi en esta ocasión. Sí, no me he vuelto majara, son de una exposición al aire libre junto a la Catedral de Sevilla. Fotografías de gran tamaño de Sebastião Salgado organizada por la Fundación La Caixa. Pincha en la imagen o en el enlace si deseas ver más.






No sólo dormían algunos indígenas del Amazonas en las hamacas de la fotografía.













Entre las atracciones callejeras suele haber de todo. En esta tierra estamos acostumbrados a ver flamenco, pero los turistas de otros lares se arremolinan frente a este tipo de atracciones, no me extraña, sobre todo cuando sucede como en este caso. Una verdadera artista.








Como os decía, atractivos y coloridos, como para no pararse. 


La lírica tiene metáforas hermosas, aunque a veces hay que ponerles mucha imaginación, como a ese torito enamorao de la luna, al que se le volvieron sus patas abanicos de colores... animalito.






Callejones, callejuelas...





Y calles. Como ésta, una de las más comerciales de Sevilla, la calle Sierpe. 







Donde como puede apreciarse en estos azulejos centenarios, se encuentran lugares citados por Cervantes en sus libros. 


Y casualmente, orientado siempre por mis ojos curiosos como brújulas de mis ideas, encontré la firma de este conjunto de azulejos. Fca. J. Mensaque, Sevilla, y recordé las andanzas de Rubén en Los años de la ballena, cuando llega a la estación de ferrocarril de Jerez de la Frontera y, sorprendido de las características de la estación, se fija en cierta firma en las paredes de azulejos:




                     "Rubén no tenía prisa, se ensimismaba y disfrutaba de todo cuanto veía y oía, tanto que cuando salió de la estación a la plaza no ya quedaba taxi alguno. Durante la espera disfrutó de nuevo, esta vez con la fachada exterior bordada de azulejos.

Cerámica Artística
Mensaque Rodríguez y Cª S.A.
Sevilla (Triana)"


Los años de la ballena







Hay otro tipo de taxis más lúdicos en los alrededores de la catedral.







Y también hay bellas flores. Reconozco que antes de leer El suave olor de las magnolias, de mi amiga, paisana y compañera de letras Mª Carmen Orcero, no las distinguía. Ahora sí, y como suele suceder, el conocimiento hace que disfrutes más de lo que te rodea. 





Por cierto, el próximo viernes día 19 de junio estaré presente en una mesa redonda y firma de libros en la Feria del Libro de San Fernando junto con Mª Carmen Orcero autora de El suave olor de las magnolias, Eduardo Formanti autor de Cuentos abandonados y Daniel Heredia autor de A los libros. 


Si os apetece, allí nos vemos. Saludos.
Antonio Díaz

martes, 9 de junio de 2015

Cita sobre la venganza

Estudiar asuntos de la Guerra Civil tiene un coste emocional, no lo duden, pero también es enriquecedor sacar conclusiones positivas. Cada día tengo más claro que en ciertos momentos de aquella locura colectiva española, muchísimos de aquellos españoles no habrían sido aceptados por ninguno de los bandos, precisamente por su neutralidad y deseo de justicia y paz, como es el caso de Chaves Nogales


En un pasaje de la novela Ayer no más de Andrés Trapiello, uno de sus personajes  cita a Hannah Arendt


"El que se venga no desea perdonar, sino poder hacer lo mismo que le han hecho a él, o sea, reproducir el mal, igual que el que perdona renuncia necesariamente a vengarse, porque también él habría podido ser culpable". 

jueves, 4 de junio de 2015

El niño y la alfombra




Hablan los consejeros con voces roncas y en varios idiomas. Les separan cinco metros, los mismos que tiene de diámetro la mesa con forma de rueda. Los bedeles ruegan a los periodistas que abandonen la sala. Se impone el silencio. El ministro anfitrión va a tomar la palabra. De repente todos caen en la cuenta de que hay un niño sentado en el suelo, sobre la alfombra, en el mismo centro del círculo. Junto a él, un cuenco bailotea con un sonido reseco. Viste tan sólo un collar de cuentas de colores que contrasta con su piel correosa y oscura. Su mirada es un pozo negro, hueca como el cuenco que sigue traqueteando a su lado. Intenta rascarse la cabeza pero los músculos de su bracito no dan para tanto esfuerzo. Una consejera se tapa la boca sorprendida. Otro frunce el ceño mirando a los demás. El murmullo va aumentando hasta que, de la misma forma en que apareció, se esfuma la imagen del niño. Uno de los consejeros salta de la mesa y se acerca. Roza con dos dedos la zona de alfombra donde reposaba el trasero del crío. No hay por qué preocuparse, la alfombra sigue limpia.

miércoles, 3 de junio de 2015

El mundo deslumbrante y ayer no más

Si un albañil entrara en tu casa no lo haría fijándose en las lámparas, disfrutaría imaginando a unas manos levantando tus tabiques o solucionando dilemas a la hora de ajustar azulejos en algún rincón. Si un mecánico entra en tu coche, no le hables, durante unos minutos gozará analizando el rumor del motor. Así lee quien escribe. Uno de los placeres que suministra la lectura a quien escriba sus propios textos es ese precisamente, encontrar pequeñas joyas entre líneas, gozar imaginando el ejercicio de creación que supuso esa conjunción de letras y palabras.

Últimamente he disfrutado con alguna que otra de esas joyas en dos libros: El mundo deslumbrante de Siri Husdvedt y Ayer no más de Andrés Trapiello. Dos novelas muy diferentes pero con ejercicios creativos dignos de enmarcar, el principal y común a los dos, el esfuerzo enorme de escribir en varias voces, cada una de ellas con sus peculiaridades estilísticas y de vocabulario. No voy a entrar aquí en la temática de cada novela, esto no es una reseña, por mucho que me haya gustado su lectura, pero no me resisto a poner aquí las primeras letras de El mundo deslumbrante:

“Todas las creaciones intelectuales y artísticas, incluso las bromas, las ironías o las parodias, tienen mejor recepción en la mente de las masas cuando estas saben que en algún lugar detrás de una gran obra o de un gran engaño se encuentra una polla y un par de pelotas.”

Y aquí os pongo aquí unos ejemplos de lo que os comentaba antes:

… cada vez que hablaba, se metía los dedos en su cabellera blanca, presa de la excitación, y se alborotaba los pelos como un rapsoda gaélico al que el whisky no le hace efecto…
(Ayer no más)

Sentí cómo me presionaba la espalda cerca del nacimiento de la columna vertebral con uno de los dedos. Me tiró de los hombros y se alejó un poco. Comprendí que quería que me mantuviera erguida tal y como me había dejado. “Ahora, el mentón”, dijo. “Levántalo un poco para alargar el cuello. Maisie, tienes que aprender a captar la atención en medio de una sala, eso no te lo va a enseñar tu madre.”
(El mundo deslumbrante)