domingo, 13 de mayo de 2018

Caricia








Hace unos días tuve el feliz privilegio de actuar en Girona junto con José Luís Morilla, mi compañero e ideólogo de ese ilusionante proyecto llamado Jarabe deArte. Fue para la ONG Good Bites, una asociación que dedica sus esfuerzos a recaudar fondos para la Fundación Vicente Ferrer en la India.








En Girona, invitados por Nuria, Neus y su marido Javier, recibimos todo su cariño y hospitalidad. Tuvimos ocasión de cantar para un público afable y entregado, pero también hubo poesía: se leyeron algunos de mis textos traducidos al catalán por Marta, otra amiga a la que conocimos Mari y yo hace unos años en el Camino de Santiago y que desde entonces, junto con su madre Carmen, no para de transmitirnos su carino y su entusiasmo.




Uno de los poemas que se leyeron fue este, Caricia. Hoy lo pongo aquí porque esta mujer que sostengo en mis brazos, esta micurria con cara de felicidad recién estrenada, la luz que alumbra mis días, tiene ya cuatro años. Este fin de semana es de celebración por la vida, por la primavera, por el amor y por la felicidad que nos aporta diariamente nuestra pequeña María. Sí, se nos está haciendo grande, pero bendito sea el crecimiento a su vera, iluminados por su sonrisa. Feliz cumpleaños, María.



Caricia

No és que els jocs t’hagin vençut
ni que la nit estigui avergonyida
per clausurar la teva alegria
darrera un dia d’onades i riures blancs.
No és que acariciïs el meu braç de matinada.
no és això.
És el percebre que aquella carícia remet,
que la teva maneta s’afluixa
quan et venç la son.
És això.
Perquè en silenci percebo que és el preludi
del dia en el que, sense adonar-nos-en,
t’hauràs fet gran.


Caricia


No es que los juegos te hayan vencido
ni que la noche esté avergonzada
por clausurar tu alegría
tras un día de  olas y risas blancas.

No es que acaricies mi brazo de madrugada,
no es eso.
Es el percibir que esa caricia remite,
que tu manita se afloja
cuando te vence el sueño.
Eso es.
Porque en  silencio percibo que es un preludio
del día en que sin darnos cuenta
te hayas hecho mayor.


         Antonio Díaz González