domingo, 18 de octubre de 2015

La mirada del otro


José María, colaborador de Limes Platalea, atento a la llegada de las espátulas.

En más de una ocasión he recibido el mismo comentario: “No conozco Cádiz y después de leer Los años de la ballena me he propuesto ir a conocer esa provincia”. Como comprenderéis, no hay mayor orgullo para alguien que ama a su tierra. Uno de los protagonistas de la novela que tienen la culpa de esos comentarios es Curtis, personaje jerezano que en 1976 ejerce de guía turístico por toda la provincia de Cádiz. En cierto momento, ante ciertas dudas de Rubén en la Plaza de Arenal de Jerez, le dirige estas palabras:

“- Mira, para tu tranquilidad, voy a explicarte una cosa. Antes me has dicho que soy muy buen guía y tienes razón. ¿Y tú sabes por qué lo soy? Pues porque yo no tengo dos ojos, tengo muchos. Si hay una cosa que me duele especialmente es el hecho de no enterarme de los atractivos de mi tierra, y la mejor forma de conocerlos bien es a través de los turistas, así que mientras ellos miran, observan, se emocionan, se disgustan, disfrutan… me apodero de sus ojos y miro a través de ellos. Es muy fácil, observas detenidamente sus reacciones y ellos te transmiten sus vivencias, así, sin darse ni cuenta. Como cuando tú mirabas a través de tu cámara y yo te observaba.  ¿Entiendes?”


¿Y por qué os cuento esto? Pues porque esa experiencia la vivo casi a diario, sobre todo desde que participo en el proyecto Limes Platalea. Por esa colaboración y por la coincidencia con personas de otros pagos, he podido comprobar su mirada hacia todo lo que nos rodea, esas cosas tan cotidianas que de tanto tenerlas presentes perdemos la perspectiva de su verdadero valor. Me encanta comprobar sus ojos de admiración, sus disfrutes, el brillo en sus miradas, y con un poco que rasque, consigo que me cuenten sus experiencias ante nuestras maravillas.



Con respecto a Limes Platalea, os puedo decir que el avistamiento de aves en esta zona se está convirtiendo en un valor tangible. En principio parecería que es una experiencia en solitario, como cuando llegamos a la torre antes del amanecer. A veces vemos el amanecer y otras nos "mira" él a nosotros, como parece que pasa en la foto de la derecha. 


Desde que voluntarios y voluntarias del proyecto se apostan en la Torre del Puerco para realizar el avistamiento, conteo y toma de datos del paso de las espátulas, están visitando aquél sitio multitud de aficionados procedentes del Reino Unido, Holanda, Alemania, Francia, Bélgica… 


Todos ellos cuentan maravillas de esta zona, de nuestros humedales, de la variedad y cantidad de aves, de su importancia en el paso hacia África, etc. Y no sólo eso, a esos comentarios añaden sus predilecciones culinarias, su admiración hacia los monumentos, vino, clima... o a veces, cuando los encuentros suceden en la puesta de sol, callan y disfrutan con la luz anaranjada iluminando sus rostros felices. Y de todo eso disfruto yo, como Curtis cuando observaba los gestos de Rubén por las calles de Jerez de la Frontera.



Porque ellos saben sacar partido a la oferta turística de la zona, como disfrutar de una puesta de sol o un amanecer en esta orilla.




La naturaleza de esta zona es mucho más rica de lo que imaginamos. Esta curruca cabecinegra es una muestra.







O esta bandada de moritos que pasó por la punta del boquerón hace unas semanas buscando los humedales de África.



O este camaleón que trepó por las ramas de un árbol ante nuestra presencia en Torre Bermeja.




O estos ibis eremitas, que vinieron en bandada a saludarnos a la misma Torre del Puerco. Un ave en peligro de extinción que nos está enseñando a darnos cuenta de que aún es posible recuperar especies haciendo las cosas bien. 



Y de vez en cuando, un bando de espátulas, motivo de nuestra presencia en la torre. 



Pero sin dejar de mirar al horizonte, hay tiempo para todo, como para saludar a esta simpática lagartija rayada. 




O a estos paseantes playeros. 



Hay muchos motivos...



para disfrutar...



de esta maravillosa tierra.




Y por todo eso y por mucho más disfruto tanto en mis vigilancias en la Torre del Puerco, porque por allí confluyen muchas maravillas que a veces nos pasan desapercibidas y que con frecuencia son otros quienes nos llaman la atención para que las disfrutemos, como esta tarabilla que nos vino a visitar esta semana. 

Y todo esto gracias a Rocío Palacio, la colaboradora que me informó sobre el proyecto Limes Platalea y a Javier Ruíz y Paco Hortas, coordinadores del mismo.

Y nada más, a disfrutar de lo que nos rodea, ojos abiertos y mente despejada, que seguro que tienes a tu alrededor alguna maravilla semiescondida.

1 comentario:

  1. Precioso el sentir... me transporta como en esas calles de Jerez que compartimos...
    como Curtis, te apoderas de mis ojos en esos paisajes serenos, nada que ver con los que actualmente forman parte de nuestra cotidianeidad.
    Los sonidos del mar y las llamadas de la ballena que conoces son el complemento directo en este texto, como una oración. ¡Gracias Antonio, eres la mar... de sorpresas. Gracias por compartirlas!

    Zaida-Maritxé <3

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