miércoles, 1 de julio de 2015

Grecia, Putin, San Fernando, La Carraca...

Uno de los paisajes citados en Los años de la ballena es la Carraca y sus inmediaciones. Con este artículo voy a dar un pequeño rodeo hasta pasear por sus calles cargadas de historia. 


Siempre que oímos la palabra omnívoro se nos viene a la cabeza un animal, el oso. El oso es tan omnívoro que come hasta carroña, y a mí me da la impresión de que el gran oso ruso, o más concretamente, su líder Vladimir Putin, está aguardando a que se desarrollen los acontecimientos entre Grecia y el resto de Europa, observando cada detalle de la dura negociación con la baba entre los dientes, con la suculenta espera de quien se sabe, tarde o temprano,  comensal de un manjar exquisito. 




No en vano, el gran ajedrecista Kasparov, lleva meses avisando y comparando a Putin con Hitler, poniendo en guardia a occidente de lo que nos tiene guardado como venganza por nuestro apoyo a Ucrania. Resulta extraño que este tema no aparezca en los medios de comunicación. Pronto saldremos de dudas.
 



Y digo yo, ¿qué tiene que ver esto con la literatura, el poder imperial, su decadencia, Grecia, San Fernando, La Carraca…? Pues sí, aparentemente muy poco, pero me ha parecido interesante enseñaros unos párrafos de un libro que escribió un viajero francés, mi tocayo Antoine de Latour, en el siglo XIX a raíz de uno de sus viajes por Andalucía en 1840. En sus anotaciones sobre Cádiz y su entorno tuvo estas palabras para el Arsenal de la Carraca en donde tuvieron cabida desde Grecia hasta Cervantes: 





 “Los verdaderos monumentos de San Fernando son sus establecimientos públicos. El Arsenal de la Carraca debe ser mencionado en primer lugar. Sus amplios talleres, la mayoría en ruinas, ocupan un inmenso espacio que forman siete calles. El fuego, cuyas huellas son aún perceptibles, devoró gran parte, la desidia dejó caer la otra, y la falta de dinero impidió reedificar las murallas abandonadas. Hablo de dinero por no hablar de la pérdida de aquel hálito poderoso que, en el siglo XVI, llevó tan lejos a los grandes navegantes españoles, quienes desconocidos al partir regresaban aureolados por el descubrimiento de algún nuevo imperio. Por la grandeza de las ruinas de la Carraca se puede juzgar lo que fue el poderío marítimo de España. En un taller me mostraron una cadena traída de Lepanto. Aquel pedazo de hierro me emocionó porque me recordó que años antes, en una bella noche de septiembre, pasé por el inmortal golfo lanzando a los mares de Grecia los nombres de Cervantes y Don Juan de Austria: estos nombres me confirman hoy, como entonces, que aún no está todo perdido para el futuro marítimo de España y que la Carraca puede resurgir de sus ruinas.” 


Antoine de Latour

2 comentarios:

  1. Qué curioso. En 1840 Latour ya se lamentaba de las ruinas de la Carraca. Qué pena de lo que pudo ser y no fue

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  2. Así es Mamen. Y siempre me han fascinado los viajeros ingleses y franceses que nos visitaban hace siglos, cuando éramos tan diferentes al resto de Europa.

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