Dos caballos, Fali y María Luisa
Ayer
recibí una agradabilísima sorpresa. Hay muchas cosas que me emocionan, pero saber
que crecen tus afectos personales a través de los personajes de tu novela es
algo impagable.
En
los años de la ballena aparece Fali Caballocartón, un personaje infantil tierno
e inocente que se ve envuelto en una anécdota relacionada con su caballo de
cartón. Cada vez que he leído ese pasaje de la novela en alguna presentación,
han florecido las emociones entre las personas mayores y me han contado infinidad
de anécdotas parecidas de su infancia.
Fali
se convirtiría más adelante en un personaje determinante en Los años de la ballena,
esa parte no está inspirada en ningún personaje real. Sin embargo el pasaje del
caballo de cartón es una historia real que me contó un viejo amigo y que le
sucedió a él personalmente. Hasta ahora no he tenido ocasión de hablar con él y
explicarle que su historia, esa que me contó hace tantos años, ha aparecido en
una novela y está haciendo disfrutar y emocionarse a multitud de personas, pero
en breve eso cambiará. Muy pronto apareceré por su casa para hacerle un regalo,
un caballo de juguete. Sí, eso has leído, un caballo de juguete, y os explico:
Hace
varios meses presenté la novela en Arcos de la Frontera por segunda vez, en
esta ocasión invitado por la Asociación para la Memoria Histórica de Arcos y
presentado por Pedro Sevilla, poeta arcense –en estos tiempos, qué pocas veces
se usa tan acertadamente la palabra ‘poeta’-. Después del acto tuvimos ocasión
de charlar en un bar buena parte de los asistentes, como por ejemplo Antonio
Ortega, presidente de la asociación, y Cándido Ruíz, periodista, presentador
del acto y autor de una emotiva reseña. Fue un rato muy agradable, disfruté
muchísimo de la calidad humana de un grupo tan joven como preparado en todos
los sentidos. En ese grupo también estaba María Luisa Merino y su esposo. Ella
me confesó haber leído ya la novela y se mostró encantada, hasta un punto que
casi me da pudor explicar aquí. Su entusiasmo me conmovió y me demostró la
grandeza de las letras, de la creación, me demostró por qué es tan hermoso
crear personajes y vidas ficticias.
Meses
más tarde, María Luisa Merino se las compuso para averiguar mi dirección y
enviarme desde Arcos de la Frontera un paquete con dos regalos, dos caballos de
juguete, uno para mi nieta María y otro para mi amigo, el personaje real que me
había inspirado para crear a Fali Caballocartón. Son dos caballos artesanales
construidos por ella misma para este fin. Imaginaros, no tengo palabras para
explicaros mi emoción y mi agradecimiento. María Luisa Merino ha entendido
perfectamente el sentido de la historia de Los años de la ballena, ha
conseguido zambullirse en su micromundo literario y la ha hecho suya. Y yo, a
estas alturas, ya soy un mero espectador de las vidas de Marta, Rubén, Jenny y
Matt. Ya miro sus aventuras como un padre ve a sus hijos mayores desenvolverse
en la vida, o como un abuelo ve a su pequeña nieta correteando el salón, con las
cintas de colores de su caballo de palo al viento. Muchísimas gracias, María Luisa.
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