Hace varias semanas tuve el honor y el placer de participar como jurado en el concurso de cartas de amor Rafael Montesinos que cada año organiza la Asociación Poética L'Almazara de Dos Hermanas, Sevilla. Disfruté mucho en todas sus facetas: en la ilusionante recepción de cada carta, en el debate con las compañeras del jurado Rosa y Toñi y, por supuesto, en el magnífico acto de entrega de premios en el Hotel La Motilla. Me sorprendió la cantidad de cartas recibidas y, sobre todo, su calidad. Puede parecer un tema nimio y demasiado lineal o alienante, pero os aseguro que es enriquecedor ver los distintos puntos de vista y la variedad de opciones reflejadas en cada texto.
Invitado por Maritxé Abad, escribí mi propia carta de amor. La leí tras el acto de entrega de premios y hoy os la pongo aquí por si deseáis leerla. Leerla o incluso oírla, porque con la artística ayuda de Abril Morillo he realizado un vídeo. La imagen de fondo es un cuadro suyo, una de sus características ilustraciones, tan llenas de vida y de color sureño. Si haces clic en la imagen puedes ver sus trabajos.
Imagen: Abril Morillo
Carta de amor
Mi
queridísima María. Te escribo estas letras mientras cierro de vez en cuando los
ojos para ver los tuyos. Observo de nuevo tu mirada inmensa, tu curiosidad hambrienta
de explicaciones y, sin embargo, es posible que esta carta te aporte más dudas
que certezas. La vida consiste en eso, en ir conformando nuestro camino a base
de titubeos y pequeñas decisiones para afrontar encrucijadas.
No
te dejes embaucar por nadie que te muestre las verdades absolutas. Duda de
quien pretenda ignorar las distintas tonalidades del conocimiento y la razón. Recela
de los gurús modernos, de los iluminados, del poder o de los emisarios de los
dioses. Que la poesía discurra por tus venas, pero en lo que se refiere al
amor, no te creas nada de los poetas. Que sus palabras no enturbien tus
sentidos ni abrumen tu entendimiento. Que son los versos subterfugios para
doblegar voluntades, te lo juro por las rimas de Bécquer. Lee, si no, lo que
escribió el gran Benedetti, oh Benedetti, magnífico truhán. Dijo así: Mi estrategia es que un día cualquiera, no
sé con qué pretexto, por fin me necesites. Ya ves, y se quedó tan campante
esperando junto a su red.
No
necesites ni dependas nunca de nadie. Atiende sin embargo a quien no haga nudos
en tus sueños, a quien sople con fuerza en tus velas. Y si alguien tira con
vehemencia de tu cuerda, que sea para que tú, cometa al viento, asciendas más y
más con ese impulso. No hagas caso a los poetas del ‘serás mía’, del ‘seré
tuyo’, del ‘para toda la vida’, del ‘no puedo vivir sin ti’, del ‘sin ti no soy
nada’, del ‘somos uno entre los dos’. No hagas caso de medias naranjas ni de
príncipes enteros. Que como dijo García Calvo, oh magnífico bribón: Libre te quiero ni de dios ni de nadie, ni
tuya siquiera.
Con
todo mi amor, tu abuelo Antonio.
Haz clic aquí para ver el vídeo:
Preciosa y sabia carta, amigo Antonio.
ResponderEliminarEl dibujo, una belleza. Un abrazo
Cuánta ternura, Antoñín. Es fácil darles raices, ¿verdad?, pero cuánto trabajo cuesta dejarlos volar. Con lo pequeña que es y ya le temes al futuro...¡ay el abuelo!
ResponderEliminarMercedes, casi podría decir "colega", me identifico ahora tanto con tu sobrenombre... Nunca pensé que la abuelidad fuera tan enriquecedora y que pudiera disfrutarla tanto. Aunque por otro lado, sí, es ilusionante pero también surgen los temores, Mamen. Pero por nosotros que no quede, al menos que tenga los conceptos claros, luego ella dirá. Mamen, Mercedes, besos a las dos y muchas gracias por vuestros comentarios.
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