El mundo es un entramado de cuerdas invisibles, como la que hace que un león
mate a los cachorros de otro, o una hiena se acerque a una cría de antílope y ésta
a las patas de su madre. Fuerzas invisibles como la que hace que una niña pierda
su primera clase por entretenerse acariciando a un gatito mugriento bajo un coche, o como
la que ejerce la miseria de un poblado boliviano sobre una joven novicia, o la
que hace que mi perro abandone su siesta para acercarse a su plato, o que yo
deje de escribir para asomarme al balcón, por si acaso tú pasaras.
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