"Antes me has dicho que soy muy buen guía y tienes razón. ¿Y tú sabes por
qué lo soy? Pues porque yo no tengo dos ojos, tengo muchos. Si hay una cosa que
me duele especialmente es el hecho de no enterarme de los atractivos de mi
tierra, y la mejor forma de conocerlos bien es a través de los turistas, así
que mientras ellos miran, observan, se emocionan, se disgustan, disfrutan… me
apodero de sus ojos y miro a través de ellos. Es muy fácil, observas detenidamente
sus reacciones y ellos te transmiten sus vivencias, así, sin darse ni cuenta.
Como cuando tú mirabas a través de tu cámara y yo te observaba..."
Curtis, en Los años de la ballena
Siempre es una delicia pasear por Sevilla, aunque quizás lo sea más desde que navega esta ballena literaria. Deambular por calles, plazas recónditas y barrios antiguos de cualquiera de nuestras ciudades resulta una forma de cacería, una especie de búsqueda de sensaciones tranquilas y afables, aunque a veces hay que hacer una criba entre tanta información, la mayoría destinada al turista ocasional para captar su atención, su tiempo y en definitiva, sus hurdores.
Estas fueron dos de las primeras imágenes que vi en esta ocasión. Sí, no me he vuelto majara, son de una exposición al aire libre junto a la Catedral de Sevilla. Fotografías de gran tamaño de Sebastião Salgado organizada por la Fundación La Caixa. Pincha en la imagen o en el enlace si deseas ver más.
No sólo dormían algunos indígenas del Amazonas en las hamacas de la fotografía.
Entre las atracciones callejeras suele haber de todo. En esta tierra estamos acostumbrados a ver flamenco, pero los turistas de otros lares se arremolinan frente a este tipo de atracciones, no me extraña, sobre todo cuando sucede como en este caso. Una verdadera artista.
Como os decía, atractivos y coloridos, como para no pararse.
La lírica tiene metáforas hermosas, aunque a veces hay que ponerles mucha imaginación, como a ese torito enamorao de la luna, al que se le volvieron sus patas abanicos de colores... animalito.
Callejones, callejuelas...
Y calles. Como ésta, una de las más comerciales de Sevilla, la calle Sierpe.
Donde como puede apreciarse en estos azulejos centenarios, se encuentran lugares citados por Cervantes en sus libros.
Y casualmente, orientado siempre por mis ojos curiosos como brújulas de mis ideas, encontré la firma de este conjunto de azulejos. Fca. J. Mensaque, Sevilla, y recordé las andanzas de Rubén en Los años de la ballena, cuando llega a la estación de ferrocarril de Jerez de la Frontera y, sorprendido de las características de la estación, se fija en cierta firma en las paredes de azulejos:
"Rubén no tenía prisa, se
ensimismaba y disfrutaba de todo cuanto veía y oía, tanto que cuando salió de
la estación a la plaza no ya quedaba taxi alguno. Durante la espera disfrutó de
nuevo, esta vez con la fachada exterior bordada de azulejos.
Cerámica
Artística
Mensaque
Rodríguez y Cª S.A.
Sevilla
(Triana)"
Los años de la ballena
Hay otro tipo de taxis más lúdicos en los alrededores de la catedral.
Y también hay bellas flores. Reconozco que antes de leer
El suave olor de las magnolias, de mi amiga, paisana y compañera de letras Mª Carmen Orcero, no las distinguía. Ahora sí, y como suele suceder, el conocimiento hace que disfrutes más de lo que te rodea.
Por cierto, el próximo viernes día 19 de junio estaré presente en una mesa redonda y firma de libros en la Feria del Libro de San Fernando junto con Mª Carmen Orcero autora de El suave olor de las magnolias, Eduardo Formanti autor de Cuentos abandonados y Daniel Heredia autor de A los libros.
Si os apetece, allí nos vemos. Saludos.
Antonio Díaz
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