viernes, 4 de marzo de 2016

Carta de amor

Hace varias semanas tuve el honor y el placer de participar como jurado en el concurso de cartas  de amor Rafael Montesinos que cada año organiza la Asociación Poética L'Almazara de Dos Hermanas, Sevilla. Disfruté mucho en todas sus facetas: en la ilusionante recepción de cada carta, en el debate con las compañeras del jurado Rosa y Toñi y, por supuesto, en el magnífico acto de entrega de premios en el Hotel La Motilla. Me sorprendió la cantidad de cartas recibidas y, sobre todo, su calidad. Puede parecer un tema nimio y demasiado lineal o alienante, pero os aseguro que es enriquecedor ver los distintos puntos de vista y la variedad de opciones reflejadas en cada texto. 

Invitado por Maritxé Abad, escribí mi propia carta de amor. La leí tras el acto de entrega de premios y hoy os la pongo aquí por si deseáis leerla. Leerla o incluso oírla, porque con la artística ayuda de Abril Morillo he realizado un vídeo. La imagen de fondo es un cuadro suyo, una de sus características ilustraciones, tan llenas de vida y de color sureño. Si haces clic en la imagen puedes ver sus trabajos. 

Imagen: Abril Morillo



Carta de amor

Mi queridísima María. Te escribo estas letras mientras cierro de vez en cuando los ojos para ver los tuyos. Observo de nuevo tu mirada inmensa, tu curiosidad hambrienta de explicaciones y, sin embargo, es posible que esta carta te aporte más dudas que certezas. La vida consiste en eso, en ir conformando nuestro camino a base de titubeos y pequeñas decisiones para afrontar encrucijadas.

No te dejes embaucar por nadie que te muestre las verdades absolutas. Duda de quien pretenda ignorar las distintas tonalidades del conocimiento y la razón. Recela de los gurús modernos, de los iluminados, del poder o de los emisarios de los dioses. Que la poesía discurra por tus venas, pero en lo que se refiere al amor, no te creas nada de los poetas. Que sus palabras no enturbien tus sentidos ni abrumen tu entendimiento. Que son los versos subterfugios para doblegar voluntades, te lo juro por las rimas de Bécquer. Lee, si no, lo que escribió el gran Benedetti, oh Benedetti, magnífico truhán. Dijo así: Mi estrategia es que un día cualquiera, no sé con qué pretexto, por fin me necesites. Ya ves, y se quedó tan campante esperando junto a su red.

No necesites ni dependas nunca de nadie. Atiende sin embargo a quien no haga nudos en tus sueños, a quien sople con fuerza en tus velas. Y si alguien tira con vehemencia de tu cuerda, que sea para que tú, cometa al viento, asciendas más y más con ese impulso. No hagas caso a los poetas del ‘serás mía’, del ‘seré tuyo’, del ‘para toda la vida’, del ‘no puedo vivir sin ti’, del ‘sin ti no soy nada’, del ‘somos uno entre los dos’. No hagas caso de medias naranjas ni de príncipes enteros. Que como dijo García Calvo, oh magnífico bribón: Libre te quiero ni de dios ni de nadie, ni tuya siquiera.


Con todo mi amor, tu abuelo Antonio.


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